La feria del artificio, por Marcos Zimmermann, Revista Ñ

Una vez más llego a casa desde buenos aires photo, me sirvo un vaso de vino y hago un resumen: las mismas y nuevas caras mirándonos, decenas de nuevos fotógrafos –artistas, la mayoría, de la policromía del color (fuerte)– y galerías que agradecen a Dios haber vendido algo para poder pagar el stand, algo nada despreciable en estos tiempos. Es decir que, como Feria, buena!

Pero ¿qué deja de verdadero al arte de los fotógrafos esta feria que se repite año a año? En primer lugar diría que la fotografía argentina parece querer dirigirse hoy por el mismo camino que gran parte de nuestro modo de ser nacional: un gigantesco espíritu ficticio se cuela como el agua por entre las centenares de hojas de papel fotográfico y digital que inundan las paredes circulares del Palais de Glace. Es que hoy, en Argentina, hacer fotografía de arte pareciera ser sinónimo de armar escenas y luego fotografiarlas.

Como si no fuera suficiente con las escenas que proporciona nuestra propia realidad... Como si la fotografía fuera un hija menor del cine o pudiera reducirse a un instante prestado de una secuencia desconocida que está siempre fuera de cuadro, o ser un simple boceto de una escena de teatro que nunca fue ni será escrita.

Así es que, perseguido por infinidad de imágenes artificiosas de colores chillones, enmarcadas con marcos más chillones todavía que pujan por ser parte de la obra, y desconcertado por maquetas presentadas como fotografías cuyas tres dimensiones no logro conciliar con la idea bidimensional que hasta hoy tenía del arte que da lugar a esta Feria, reboté, como si se tratase de una carambola salvadora, en la sobria colección que está construyendo Facundo de Zuviría, luego salté en puntas de pie por cinco obras delicadísimas de Oscar Pintor y dos de Alicia D´Amico y me di de bruces contra dos retratos de boxeadores llenos de verdad que Diego Levy exponía con singular ascetismo en planta baja. Inmediatamente después escapé de escena.

En verdad, queridos colegas, no creo haber nacido para el mundo artificial de muchas de las fotografías que hoy se ven en esta Feria y hasta ganan premios petroleros, y que no parecen tener en cuenta que el fin de la artificiosidad en el arte empezó en el Renacimiento y terminó junto con el Rococó, hacia fines del 1700. Desde entonces, las verdades del mundo moderno suplantaron a los mitos áulicos que ocupaban la representación del arte hasta ese momento.

Con todo respeto por esta nueva ola de fotógrafos-directores-armadores de escenas, creo que el mundo que han intentado mostrar algunos otros fotógrafos como Humberto Rivas al exponer de manera simple el alma de sus retratados, o Pintor cuando revela en cada imagen el doble fondo de sitios cotidianos argentinos, cuando Adriana Lestido transmite en cada una de sus fotos los interminables días pasados junto a sus personajes, o Juan Travnik pone en primer plano a Malvinas; o hasta aquel mundo interior de la Argentina que tanto amo y en el que yo mismo he buscado durante largos años una verdad que luego intenté exponer en mis libros; este mundo digo, así como el de tantos otros fotógrafos que conozco, en nada se parece a ese otro, artificioso, que hasta hoy colgaba, abundante, en el Palacio de Hielo….

Marcos Zimmermann, 1 de Noviembre de 2009.


Respuesta de Arturo Aguiar, ganador del Premio Petrobrás:

El Sr. Marcos Zimmermann, desde una posición purista, desvaloriza la producción fotográfica mas reciente, calificándola de “basura vestida de seda”. Esta calificación resulta injusta y sin fundamento en el contexto del arte contemporáneo. No es ético impulsar la defensa de una corriente estética atacando falazmente a las otras.

Quiero comenzar con la etimología de la palabra artificio, recurso que tanto desagrada al autor de la nota. Artificio: del latín ars, arte, y facere, hacer. Así que siendo fiel al diccionario artificio significa hacer arte. Siguiendo con esto, es sabido que la fotografía surge del deseo de representar en una superficie plana las escenas del mundo, pero toda representación bidimensional de un espacio tridimensional es un artificio, una ficción, un simulacro, una puesta en escena del espacio mismo, sin la cual la fotografía no existiría. Fotografía sin artificio es un imposible. Toda fotografía es artificio.

Al analizar la situación actual de la fotografía no puede omitirse las múltiples y variadas relaciones y diálogos que existen entre la fotografía y la pintura, desde sus orígenes y durante todo su desarrollo: En el comienzo el ingenio de la cámara oscura surgido de la pintura concluyo creando a la fotografía. Entonces la pintura se libero del naturalismo y produjo los movimientos de vanguardia… Impresionismo, surrealismo, cubismo, dadaísmo, el pop, el Kish … etc. Estos movimientos a su vez influyeron y tuvieron su correlato en la producción fotográfica, enriqueciéndola y creando nuevas formas diferentes al naturalismo. Esta dinámica es ignorada en la breve historia del arte que el Sr. Marcos Zimmermann ofrece para justificar su desencanto con tendencias actuales de la fotografía. Cito textualmente su historia del arte: “el fin de la artificiosidad en el arte comenzó con el renacimiento y termino junto con el rococó a fines del 700. Desde entonces las verdades el mundo moderno suplantaron a los mitos áulicos que ocupaban a la representación del arte hasta ese momento”

Entones según esto hay que concluir que desde el rococó solo hubo naturalismo documental ¡¡¡ Falso !!! Es una falacia que niega y desvaloriza la producción artística.

Por otro lado no se puede desconocer que el modernismo es parte del pasado, y que nuestra época se caracteriza como posmoderna. Solo por pensar algo, pienso que en este mundo de virtualidad exacerbada, en el que las imágenes pierden su contexto, tiene sentido para muchos artistas apartase del purismo naturalista y explorar otras formas de representación consonantes con la época.

La pretensión que se expresa en esa nota de asignar valor a una obra por su contenido realista, austero o purista, resulta arcaica.

La construcción de escenas es intrínseca al acto fotográfico, ya que el mismo recorte fotográfico, aun sin la mirada del fotógrafo, construye una escena. Sin embargo el autor de la nota en cuestión parce pedirle a los artistas que no realicen practicas que el mismo realiza, cuando se queja de que muchos fotógrafos arman escenas… ¿Acaso su reciente serie de desnudos sudamericanos no es una puestas en escena muy cuidada de desnudos masculinos? O el los encuentra así al doblar la esquina?

En referencia a la relación de la fotografía con el cine, no es acertado plantar que “la fotografía es la hija menor del cine”. La fotografía, como todas las artes, establecen relaciones entre si. Estas relaciones no son de dominio o subordinación, sino de comunicación y mutua influencia.

El purismo resulta difícil en una época en que la frontera entre los medios desaparece.

Sin duda y por fortuna la fotografía goza de buena salud, es un medio vastísimo, de infinitas posibilidades, que seguirá desarrollándose y explorando nuevas formas.